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COMPORTAMIENTO ANIMAL. LAS NECESIDADES BASICAS DE LAS PRESAS.

miércoles, 26 de mayo de 2010


La forma de cazar en cada territorio depende de las funciones que ese terreno en particular cumpla para satisfacer alguna de las tres las necesidades básicas de la presa.

Esto a su vez determina las técnicas más adecuadas a emplear y los mejores horarios para llevar a cabo la cacería.

Una forma de ilustra lo dicho es poner como ejemplo lo que sabemos sobre los bosques de hojas perennes, como el de las coníferas. En los mismos durante el verano 1), solo se caza al rececho durante la horas centrales del día, cuando los animales utilizan el bosque para comer un bocado al paso en alguno de sus claros, ocultarse y también para aprovechar su sombra, 2), apostado sobre un stand en los extremos del día, cuando las presas emplean la cobertura arbórea para trasladarse sin se vistos desde sus encames hasta los lugares de alimentación, o 3), todo el día durante el resto de la temporada de caza, tanto al acecho como al rececho, cuando nieva, llueve o hace mucho frío acompañado por viento intenso, en que las presas vuelven a utilizar la fronda como reparo.

De esto se colige que un mismo accidente natural, como es el bosque en éste caso, es utilizado por los animales para comer, descansar, ocultarse, protegerse de las inclemencias del tiempo y para trasladarse de un lugar a otro sin ser vistos, y que todas estas actividades se desarrollan a horas determinadas del día y en ciertas épocas del año, y que por lo tanto, y sí deseamos atrapar a esa presa, es conveniente conocer en detalle esos usos y horarios tan extraños para nosotros.

Éste no es el único ejemplo de ese conocimiento cinegético adquirido como veremos próximamente, y sólo fue citado para dejar en claro lo importante que para el cazador resulta aprender a reconocer que función cumple cada metro cuadrado de su coto de caza, y explotar correctamente ese conocimiento, ya que en eso yacen las bases de su éxito o de su fracaso.

El primer artículo editado en ésta página, allá por Diciembre del 2003, se titulaba ¿Dónde están los Ciervos?, y básicamente versa sobre los factores que determinan la distribución territorial de estos animales, y de muchas otras especies de costumbres similares.

En el mismo vimos rápidamente cómo la comida, bebida y el reparo en primer lugar, seguidas por factores circunstanciales y cíclicos, como lo son las variaciones climáticas y los niveles en sangre de las hormonas sexuales, determinan en que lugar, cuando y haciendo que se encontraremos a estos animales. En ésta sección analizaremos más en detalle cómo reconocer las funciones que cumplen cada parte del terreno y cómo explotar las necesidades vitales de los animales en nuestro favor.

EMPLEANDO LA LÓGICA.

Utilizando estos parámetros uno puede por ejemplo predecir, sin temor a caer en el ridículo, que los ciervos machos más desarrollados (trofeos) se encontrarán en la pradera de determinada colina durante los meses correspondientes a la brama entre las cuatro y las siete de la mañana y las siete y las nueve de la noche, simplemente guiado por que el hecho que las hembras y sus crías se alimentan en ese lugar y dentro de ese horario todos los días. Todos sabemos que durante la brama dónde se halla el forraje estarán las hembras, y allí dónde se encuentran las mismas van los machos, y que dicha situación se mantiene hasta medidos de mayo, cuando los machos se vuelven a separar de la manada. Ésta es la forma en que se plantea el análisis de cualquier situación de caza, hasta que por descarte de posibilidades y a base de hechos concretos se llega a una conclusión realista.

Todo esto consiste en aplicar un razonamiento lógico sobre un poco de conocimiento de las costumbres de estos animales. Dicho así suena sencillo, y lo es, pero solamente para aquel que se encuentra todos los días en ese medio y en contacto con estos animales. Para el de afuera, el cazador circunstancial, la cosa puede convertirse en chino básico. Sin embargo, hay una forma de comenzar a jinetear el problema y terminar domándolo.

No hay manera alguna de que un cazador solitario en su primera salida en terreno desconocido pueda simultáneamente navegar sin perder el rumbo, reconocer el lugar, ubicar a los animales, montar un plan de cacería viable e intentar abatir una presa. Simplemente es pedirle demasiado al mismo tiempo a un solo cerebro.

Para salir airoso de la prueba es necesario descomponer el problema en partes y solucionar cada una de ellas por separado. Esto significa que debemos resolver primero el problema de la navegación y orientación, para luego emprenderla con la exploración con el fin de determinar dónde comen, duermen y beben los animales. Recién una vez logrados estos objetivos uno se encuentra en condiciones de trazar un plan de acción y comenzar a cazar en serio. Intentarlo antes es una pérdida de tiempo, o desafiar a la suerte.

Sobre los principios de orientación y navegación hemos hablado ya en otro artículo presentado en ésta página, de manera que no será necesario entrar en detalles. La próxima ecuación a resolver entonces es aprender a reconocer dónde comen, duermen y beben nuestras presas, y de cómo explotar esa información. Ese será el tema a tratar.

PREGUNTANDO SE LLEGA A ROMA.

Ninguno de nosotros nace con la bola de cristal o el conocimiento previo de un lugar, de manera que al llegar a su nuevo destino cinegético haga lo que es lógico: comience a indagar sobre el mismo.

No es mucho lo que necesita aprender, pero cuanto más aprenda mejores serán los resultados obtenidos en sus salidas.

Uno puede educarse sobre un lugar desconocido de diferentes maneras. Preguntando a un lugareño es sin dudas la mejor, pero los mapas, fotografías aéreas e imágenes satelitales son de enorme ayuda, al igual que cierta bibliografía sobre la zona. El uso de todas estas fuentes de información simultáneamente debería permitirnos cazar en cualquier lugar, siempre y cuando el mismo presente la fauna que estamos buscando.

Bien, ahora sabe a quien o a que recurrir, lo que debe aprender ahora es que buscar o preguntar: dónde comen, duermen y beben los animales. Sí el lugar dónde está cazando no presenta esos tres ingredientes, comida, refugio y agua, faltando uno de ellos, el predio será sólo un lugar de paso de sus presas, no su hogar, y por lo tanto deberá cazar alrededor de lo que presente.

Esto significa que sí su coto de caza posee una aguada, pero carece de reparo, tendrá que cazar a la espera alrededor de la charca solamente en aquellos momentos en los cuales su presa de turno suele abrevar. Y por contraposición también significa que sí encuentra el lugar dónde esos animales van a descansar, podrá cazar en el mismo esperándolos a la salida o al retorno a sus encames. Aplique la misma lógica a un campo de pastoreo y busques las sendas de entrada y salida, y tendrá los lugares y horarios exactos en que deberá esperar o buscar a su presa en esos tres áreas diferentes.

LA ALIMENTACIÓN.

No sólo de hierbas y hojas viven nuestras presas, ya que entre ellas tenemos omnívoros, cómo el jabalí, o carnívoros puros como los felinos.

Estas bayas de algarrobo, junto diferentes nueces y las bellotas de los robles, entre otros tantos frutos, constituyen ejemplos clásicos de alimentación cedidad por a´rboles de hojas cáducas, que por o general serán vistados por las presas hacia el otoño, cuando sus frutos maduran.

Incluso dentro de los herbívoros como los cérvidos, tenemos algunas especies que básicamente se alimentan de forrajes, como el ciervo colorado, otras lo hacen fundamentalmente a expensas del ramoneo, cómo el ciervo de los pantanos o los ciervos cola blanca, y por fin un tercer grupo, quizá el mejor adaptado, que es capaz de alimentarse de cualquiera de las dos formas según las condiciones presentes, representado por el ciervo axis.

Por lo tanto es crucial conocer los hábitos alimentarios de nuestras presas para saber dónde encontrarlas a la hora del almuerzo o la cena, aunque tan importante como saber donde comen es saber a que hora lo hacen. Recuerde que tanto entre los suidos como los cérvidos, los dos sexos suelen comer en lugares diferentes y particularmente a diferentes horarios.

Será inútil buscar a un axis durante el mediodía de un día soleado y cálido dentro de un bosque de coníferas, ya que a esa hora estará entre los sauces, que además de protección del sol y visual durante las horas de luz le proporcionan hojas tiernas para entretenerse hasta la hora de salir a cenar, justo antes de la caída del sol, cuando comenzarán a dirigirse hacia los campos de pastoreo o hacia dónde haya soja, trigo, cebada, maíz o papas.

Cebar a un puma con carroña emplazada cerca de un campo con vizcacheras es otra pérdida de tiempo. El puma irá directamente a las vizcachas y no tocará la carroña, pero en cambio, sí ésta está lo suficientemente putrefacta como para despedir un olor intenso, será visitada por los jabalís.

A los frutales, tanto cérvidos como suidos se acercan cuando los frutos caen por sí solos, y no antes. Los árboles productores de nueces y bellotas son visitados únicamente en el otoño, por el mismo motivo que los perales y manzanares. Por otro lado las diferentes especies comen diferentes partes de una misma planta., lo que es útil saber reconocer. El ciervo axis come las hojas tiernas de la soja y las puntas de las mazorcas, mientras que el jabalí va por los porotos de la primera y aplasta la planta para comer el maíz en el suelo cuando éste está maduro.

Podríamos seguir con esta larga lista de ejemplos en forma indefinida, pero sería un ejercicio estéril que difícilmente ayude mucho a nadie. La forma de aprovechar la información es otra. Cada uno debe de estudiar cuales son los gustos y hábitos de sus presas, y luego observar que menú ofrece la zona en particular donde se dirigen a cazar, y recién en ese momento decidir cuando, como y a que hora saldrá a buscar su trofeo.

EL REPARO.

De la misma forma que existe una máxima sobre los bosques de hojas perennes, existen otras sobre el clima y el tipo de reparo.

Una de ellas dice que ante la entrada inminente de un frente frío, el día anterior a que se produzca el cambio climático los ciervos se mantendrán más tiempo de lo normal comiendo en los lugares abiertos, y que a partir del descenso de la temperatura habrá que buscarlos dentro de los montes de hojas perennes, que es dónde se refugiarán, ya que los montes de hojas caducas en su mayoría producen frutas y nueces, pero no dan reparo térmico en invierno, y por ende son frecuentados durante le verano como refugio, y durante el otoño para alimentarse, pero raramente serán vistos en los mismos durante los meses más fríos, salvo que sea de paso por ellos.

En realidad la mejor manera de comprender los diferentes usos que los ciervos en particular le dan a los bosques, es comparando su actitud con la de los humanos. Nosotros poseemos lugares dónde nos reunimos a comer dentro de horarios preconcebidos a los que llamamos restaurantes, lugares que utilizamos para dormir y descansar conocidos por hogares, lugares de trabajo o esparcimiento denominados oficinas y clubes, y así sucesivamente. Los ciervos, y para el caso los demás animales, utilizan los bosques para repararse del clima, comer, reunirse socialmente o mantener relaciones sexuales, y cada uno de esos lugares presenta características específicas que es necesario poder reconocer para saber cuando vale la pena visitarlos y cuando es mejor no hacerlo.

Hemos visto las funciones de los montes de hojas perennes, que raramente son utilizados como fuente de alimentación, a menos que las circunstancias así lo exijan. El liquen de la corteza de las coníferas y las hojas de estos árboles son consideradas como raciones de hambre y solamente se emplean en las emergencias. Eso no significa que estos lugares solamente se utilicen como refugio en verano e invierno. Los claros en ellos suelen presentar pastos tiernos de alto valor nutritivo, y conocer el emplazamiento de estos pequeños restaurantes es una información valiosa cuando se acerca la hora del mediodía y uno se halla dentro del monte cazando al rececho. Basta con apostarse en las cercanías para ver algo de acción.

Los montes no son los únicos medios de reparo que utilizan los animales. Las laderas opuestas al lado del que proviene el viento son otro lugar muy frecuente de concentración de las reses. Lo mismo que la cara de la montaña que es iluminada primero por el sol durante el invierno, o la cara que permanece a la sombra durante el verano.

Cuando uno habla de reparo no necesariamente se debe de pensar en un bosque. Hay especies de animales, incluyendo a algunos cérvidos, que se encuentran perfectamente adaptadas a las estepas sin árboles, ya que no necesitan de su protección térmica, y el problema del reparo contra las miradas indiscretas de los predadores es resuelto de otra manera: con un buen par de ojos, capaces de ver a kilómetros, ubicándose en manadas en medio de praderas dónde el pasto más alto no pasa de los centímetros. De ésta manera construyen un círculo de protección visual imposible de horadar por los predadores.

La técnica de aproximación y cacería en estos lugares será motivo de una nota a ser editada el mes próximo.

LA BEBIDA.

El agua es el elemento universal que iguala a todas las especies. Sin ella no hay vida.

¿Qué es necesario y práctico saber al respecto de éste elemento? En lugares donde el agua es abundante, como en los bosques tropicales o las regiones de montaña con amplias precipitaciones, la ubicación y presencia del agua no es un factor determinante para el cazador. Recuerde que los animales pueden saciar su sed sin necesidad de tan siquiera encontrar un charco: les basta con utilizar el agua depositada sobre la vegetación por el rocío.

Dónde el agua acrecienta su importancia es en aquellos lugares donde escasea, o se encuentra concentrada en lagos o ríos, cuyas orillas pueden ser revisadas en busca de huellas, y a partir de éste hallazgo montar una espera. Pero recuerde que al igual que lo que ocurre con el empleo de cebaderos, no en todos los países del mundo esto es está permitido.

Cuando cazar alrededor de fuentes de agua no infringe la ley, cómo en muchos países africanos, el uso de fotos aéreas recientes es de gran utilidad para su localización.

Asociada a las fuentes de aguas suelen encontrarse suelos impregnados con sales, de las cuales la única importante para cualquier especie animal es la sal común, o cloruro de sodio. Sin éste mineral, la vida no es compatible, y por eso la gran atracción que ejercen estos lugares o los cubos de sal, particularmente durante la primavera y el otoño sobre todos los animales sin excepción.

Por lo general los terrenos impregnados en sales, los cuales los animales utilizan ingiriendo la tierra, son zonas que suelen estar anegadas durante ciertas épocas del año, y que al secarse concentran la sal sobre su superficie, la cual aparece con la característica forma de líneas blancas ondulantes siguiendo el límite de retracción de las aguas.

¿A qué se debe éste fenómeno tan curioso? Para que un músculo cualquiera de cualquier especie animal se contraiga se precisan dos sales: sodio y potasio, en cantidades iguales, gramo por gramo. El organismo no tolera un balance desigual entre ellos, y sí uno aumenta, inmediatamente se produce un aumento de la excreción renal de esa sal.

El problema es que para eliminar a una de estas sales es necesario excretar igual cantidad de la otra. Por cada ión d sodio se debe de excretar uno de potasio y viceversa. Por lo tanto un aumento de potasio en la ingesta, cómo ocurre durante la primavera y el otoño por el aumento de la concentración de esa sal en la vegetación en general, lleva a un aumento de la excreción de la misma, acompañada del aumento de la eliminación el sodio. Esto lamentablemente termina en una disminución obligada de la concentración de sodio en el animal, que buscará de reponerlo inmediatamente dirigiéndose a un "salero".

La importancia de encontrar uno de estos depósitos naturales de sodio es inmensa, siempre y cuando la caza a su alrededor esté permitida. Lo que no está permitido, y no es ético de manera alguna, es colocar sal con la intención de cazar sobre la misma. Pero sí puede colocar panes de sal para mantener la fauna bien provista y dentro de su propiedad.

Bien, la intención de éste ensayo no fue en ahondar en los detalles sobre la comida, bebida o reparo de nuestras presas, ya que son innumerables y resultaría algo imposible de cubrir aquí, pero sí la de abrir una puerta, que consiste en aprender a tomar un problema, fraccionarlo en partes y posteriormente en aplicar una metodología de pensamiento que nos permita resolverlo en forma satisfactoria. Esperamos haberlo logrado.

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1 comentarios:

  1. A los editores o responsables de éste espacio.
    Deseo que remuevan en forma inmediata de éste espacio todos los artículos escritos por mi y que han sido publicados sin mi autorización.
    Daniel Stilmann.

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